Cáncer hematológico
El cáncer hematológico (leucemias y linfomas) supone entre el 8 y el 10 % de todos los tumores malignos, y engloban un grupo heterogéneo de enfermedades malignas de células sanguíneas derivadas de los tejidos que forman los componentes de la sangre.
Cáncer hematológico
El cáncer hematológico (leucemias y linfomas) supone entre el 8 y el 10 % de todos los tumores malignos, y son un tipo de cancér que empiezan en los tejidos que forman los componentes de la sangre, como la médula ósea, y hace que se produzcan grandes cantidades de células sanguíneas anormales. Estas neoplasias hematológicas engloban un grupo heterogéneo de enfermedades malignas de células sanguíneas derivadas de cualquiera de los dos principales linajes de células sanguíneas. Las causas más frecuentes de estos trastornos son translocaciones cromosómicas y mutaciones somáticas, por lo que es necesario un abordaje molecular en el diagnóstico y tratamiento de las neoplasias hematológicas.
Neoplasias linfoides
En la leucemia linfática crónica (CLL) las anomalías cromosómicas más comunes son la pérdida a nivel de 11q23, 17p13 y 13q14, y ganancias en el cromosoma 12. Estas alteraciones junto al estatus mutacional de la región VDJ del gen IGH (HMS IGH), permiten clasificar en base al pronóstico, a los pacientes con CLL.
La leucemia linfoblástica aguda (LLA) es un grupo heterogéneo de enfermedades originadas a partir de células progenitoras B o T, que pueden ser clasificadas en base a criterios inmunológicos y moleculares. La identificación de alteraciones moleculares asociadas a la trasformación leucémica aportan marcadores clínicos relevantes tanto para el pronóstico de subgrupos, como para la monitorización de enfermedad mínima residual. Entre estos marcadores encontramos la t(11q23), la t(9;22), la del(1p32), la t(14q32) y la t(5;14).
En los linfomas podemos diferenciar dos categorías básicas, una categoría es el linfoma de Hodgkin, que se caracteriza por la presencia de un tipo de célula llamada célula de Reed-Sternberg y otra categoría es la de los linfomas no Hodgkin, que incluye un grupo grande y diverso de cánceres de las células del sistema inmunitario. Los linfomas no Hodgkin pueden dividirse según sea su crecimiento lento o rápido. Estos subtipos se comportan y responden al tratamiento de distinto modo. Tanto los linfomas de Hodgkin como los no Hodgkin se pueden presentar en niños y adultos, y el pronóstico y tratamiento dependen del estadio y el tipo de cáncer. En los linfomas no Hodgkin, la translocación cromosómica t(14;18) es una anomalía citogenética común, y un 85% de los casos de linfoma folicular se asocia a esta translocación, t(14;18)(q32;q21), que confirma el diagnóstico. Lo mismo ocurre en el 35% de los linfomas difusos. El linfoma de células del manto está causado por la translocación cromosómica t(11;14) (q13;q32). El linfoma de Burkitt resulta de una translocación cromosómica característica que afecta al cromosoma 8 en el locus del gen MYC, siendo la variante más frecuente la t(8;14)(q24;q32). El linfoma lifoplasmocítico, también denominado Macroglobulinemia de Waldenström, es un trastorno de células B que se caracteriza por mutaciones en el gen MYD88 y CXCR4.
El mieloma múltiple (MM) es un tipo de cáncer que comienza en las células plasmáticas (glóbulos blancos que producen anticuerpos). También se llama enfermedad de Kahler, mieloma de células plasmáticas y mielomatosis. En el MM se han descrito ciertas anomalías citogenéticas en las células plasmáticas malignas, que incluyen deleciones del cromosoma 13 (en aproximadamente el 55% de los pacientes), deleciones del cromosoma 17 (8% de los casos), y translocaciones que afectan al gen IGH. Las alteraciones en el cromosoma 1 son las aberraciones estructurales secundarias más habituales en mieloma múltiple y en su mayoría implican deleciones en 1p y ampliaciones en 1q, asociándose a mal pronóstico.
Neoplasias mieloides
Los síndromes mielodisplásicos (SMD) constituyen un grupo de trastornos clonales de las células progenitoras hematopoyéticas y se clasifican en primarios (de novo) o secundarios. El 30-50% de los síndromes mielodisplásicos (MDS) de novo presentan anormalidades cromosómicas y 80% en los secundarios. En el MDS de novo la frecuencia de cariotipo complejo es del 30% y se asocia con una mayor evolución a la leucemia mieloide aguda (LMA). Entre las alteraciones que encontramos en los MDS están la pérdida del brazo largo del cromosoma 5, del(5q), polipoidía del cromosoma 8, pérdida del cormosoma Y, pérdida de 20q, del(20q), y mutaciones en el gen TP53. La lenalidomida es el tratamiento indicado en MDS con del(5q), aunque pacientes que presenten TP53 mutado muestran respuesta baja a lenalidomida y predisposición a progresión a LMA.
La leucemia mieloide aguda (LMA) es una enfermedad heterogénea caracterizada por la proliferación clonal de precursores hematopoyéticos (mieloblastos). El rápido progreso de la LMA provoca la invasión de la médula ósea por células leucémicas, provocando una disminución de eritrocitos (anemia), plaquetas y leucocitos (leucopenia). Los marcadores moleculares relacionados con esta patología, tales como t(17q21), t(8;21), del(7p), t(16;16), t(8p11), NPM1, FLT3-ITV, CEBPA, PDFGRa y PDGFRb permiten determinar el pronóstico y diagnóstico preciso.
Los síndromes mieloproliferativos son un conjunto heterogéno de neoplasias hematológicas que tienen como característica común la desregulación en la célula madre hematopoyética multipotente (CD34) y una proliferación descontrolada de ciertas células sanguíneas. Estos transtornos incluyen la leucemia mielógena crónica (LMC), policitemia vera, mielofibrosis primaria, trombocitemia esencial, leucemia neutrofilica crónica y leucemia eosinofílica crónica. Entre los genes que permiten clasificar estos síndromes encontramos a la t(9;22), y el estado mutacional de los genes CALR, JAK1 y MPL.